Un asesino en serie tiene atemorizada a la ciudad. Una espectadora inocente presencia su último ataque, pero al huir cae de un puente quedando inconsciente. Cuando despierte en el hospital, no puede reconocer a su propia familia, ni a su novio, ni siquiera su propio reflejo en el espejo. Se le acaba diagnosticando prosopagnosia, un desorden neurológico real causado por una lesión en el lóbulo temporal que impide comparar la cara que estamos viendo con otra cara almacenada en la memoria, con lo que ella es incapaz de reconocer la misma cara dos veces, cada vez que mira a alguien es como si fuera nuevo para ella. Pero ella es la única testigo y el asesino está al acecho.
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